El secado es una de las fases más cruciales en el proceso postcosecha del cannabis. Define el aroma, la potencia, la apariencia, la suavidad, la vida útil y el valor final de la flor. Tanto si gestionas una operación a gran escala como si trabajas en un cultivo indoor pequeño, comprender los principales métodos de secado del cannabis te ayudará a elegir el enfoque que mejor se alinee con tu flujo de trabajo, la calidad que deseas alcanzar y tus objetivos de producción.
El propósito del secado: preservar más que solo la flor
Cuando se cosecha el cannabis, el tiempo empieza a correr. La humedad debe salir de la planta a un ritmo controlado para proteger los terpenos, estabilizar los cannabinoides, prevenir la aparición de moho y preparar los cogollos para una fase de curado exitosa.
El secado no es un paso pasivo. Es un proceso intencional que requiere atención a:
- Temperatura
- Humedad
- Flujo de aire
- Espacio
- Tiempo
Ajustar correctamente estas variables es esencial tanto para cultivadores artesanales como para productores industriales. Y a medida que la industria evoluciona, también lo hacen las técnicas utilizadas para secar el cannabis.
Colgado tradicional: un ritual lento y artesanal
Antes de que existieran las salas de secado diseñadas técnicamente, los cultivadores confiaban en un método sencillo: colgar plantas enteras o ramas boca abajo. Hoy en día, sigue siendo una opción favorita en operaciones pequeñas o de tipo artesanal.
Con este método, la planta se seca como un organismo completo, permitiendo que la humedad migre hacia el exterior de forma gradual. Este ritmo más lento da a los terpenos el espacio que necesitan para asentarse y madurar, razón por la cual muchos cultivadores de pequeños lotes valoran este ritual.

Secado en estantes: eficiente, práctico y que ahorra espacio
A medida que los cultivos interior se expandieron, el espacio se convirtió en un recurso valioso. El secado en estantes surgió como una solución que permite a los cultivadores procesar más flores utilizando menos espacio.
Las ramas o los cogollos ya recortados se colocan sobre estantes de malla, lo que permite que el aire circule a través de múltiples capas. Este método es apreciado por su eficiencia operativa y la capacidad de secar piezas más pequeñas de flor más rápido que el secado colgante.
Ideal para:
Instalaciones con espacio vertical limitado o lotes que se benefician de secar cortes más pequeños.
- MT Dry 100 LiTE – Compacta, práctica e ideal para operaciones pequeñas.
- MT Dry 200 – Una opción sólida para instalaciones medianas que buscan resultados consistentes.
- MT Dry 500 – Diseñada para producción seria sin comprometer la integridad de la flor.
- MT Dry 800 – Ingeniada para secado a escala industrial con una uniformidad excepcional.

Estas máquinas están diseñadas para proteger la química natural de la planta, ofrecer ciclos de secado estables y mantener la calidad del producto, al mismo tiempo que optimizan el trabajo y el tiempo. No reemplazan la artesanía, la potencian mediante la tecnología.
Ideal para:
Cultivadores que buscan resultados confiables, lotes consistentes y un entorno controlado en interior, sin importar la temporada o las condiciones externas.
El secado prepara el cannabis para el curado, la etapa que intensifica el sabor, suaviza los bordes ásperos y conserva el carácter de la variedad. Una flor bien secada se cura de manera óptima; una mal secada nunca alcanzará su máximo potencial.
Cuando el secado se realiza correctamente, se asegura:
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Un perfil de terpenos más rico
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Una fumada más suave
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Estabilidad adecuada de los cannabinoides
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Mayor vida útil
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Mayor valor en el mercado
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Mejor desempeño en el curado
El secado no es solo un paso; es el momento en que se define la calidad.
Cada uno de los principales métodos de secado del cannabis tiene su propia identidad:
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Colgado honra la tradición.
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Estantes maximizan la practicidad.
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Secado mecánico representa precisión, control y escalabilidad.
Lo más importante es encontrar un método que respalde la calidad, el volumen y el flujo de trabajo que deseas, mientras se respeta la planta como merece.
Ya sea refinando lotes artesanales o gestionando producción industrial, el objetivo sigue siendo el mismo: proteger la integridad de la flor y permitir que alcance su máxima expresión.





















